Tony de Zúñiga.-

Hay que reconocer de donde viene cada uno. Recuerdo aquel principio de verano cuando tenía 12 años que uno de mis compañeros de clase trajo un comic bastante voluminoso de Conan el Bárbaro. Se trataba de la edición de Vértice de Conan el Bucanero. Le eché un vistazo por encima y mi comentario fue: “...Aquí todos parecen vampiros con esas ojeras” y no le presté mayor atención. Por aquel entonces, bendita ignorancia, pensaba que si uno escribía la historia, otro dibujaba el lápiz y otro la tinta, ya se podían hacer tebeos, yo que cogía mi libreta cuadriculada y mi bolígrafo bic negro (todavía no había Pilots) Sin embargo este compañero, días después me lo dejó. Ya en casa cuando lo leí tranquilamente, con aquella prosa tan recargada, los dibujos del maestro Buscema y las tintas del otro gran maestro de Zuñiga, fue mi perdición, me hice incondicional del gran cimerio de acerados ojos, y me marcaron sobre todo la fuerza de las tintas de Tony. Lo se, hay quien me dirá que Alfredo Alcalá ó Rudy Nebres, a todos los admiro como lo que son grandes profesionales, pero para mi, y ojo es mi opinión personal, ninguno marcó tanto ni le dio tanta fuerza al cimerio como el lo hacía. Ya digo que en mi santa ignorancia trataba de emular las tramas mecánicas a punta de rotring y regla, y trataba de imitar ese trazo duro vigoroso y emplumado, si, cuando sea mayor quiero entintar como él. Corría el año 1982, el de Naranjito. Después vendrían José Ortiz. Luís Bermejo, Bart Sears, Mignola, y un montón mas de grandes profesionales que me encandilaron con su trabajo, pero el primero, el que me hizo fijarme en los créditos de un tebeo por primera vez para ver de que mano podía salir lo que había impreso, fue él: Tony de Zuñiga.

Por cierto no dejeis de visitar su web site: http://www.tonydezuniga.com/